La canción de Hermes

 

Hermes era el autor de la canción de la que todos hablaban. Era la más escuchada del año, con millones de reproducciones en todas las plataformas. Indiscutible número uno, prometía convertirse en un clásico que perduraría en el tiempo.

La había escrito en una vieja cabaña alejada de la ciudad, oculta entre viejos árboles. Aquel lugar silencioso aún protegía celosamente su secreto.

Cuando Hermes tocaba el piano, lo comparaban con Mozart, y la melodía hacia poner la piel de gallina. Decían que estaba a la altura de Bohemian Rhapsody y que su solo de guitarra superaba incluso al de November Rain. Los expertos coincidían: la canción de Hermes era superior.

En una parte del estribillo decía:

"Mis manos manchadas de sangre,

tu sangre, amor mío.

Voy a confesar, yo te maté.

Nada volverá a ser lo mismo, amor mío.

Nada. Nunca más."

La cantaban en todas partes. Intelectuales analizaban fascinados su carga emocional y simbólica, buscando su significado oculto: ¿hablaba de inocencia perdida, guerras mundiales, o quizás del deseo de liberarse de una vida opresiva? Fans, filósofos y psicólogos intentaban descifrar sus metáforas, conectando imágenes con música.

En aquella canción había violencia y tragedia, culpa y arrepentimiento.

Había debates en podcasts, en las calles, en canales de streaming. Nadie se ponía un acuerdo, y Hermes prefería mantener oculto el verdadero significado.

Ahora Hermes era el músico más popular del mundo: número uno en YouTube, Spotify y en cualquier radio que aún pasara música. Viajaba constantemente, dormía en hoteles lujosos y acumulaba millones de dólares en su cuenta bancaria. Mujeres, alcohol, drogas; cumplía todos los vicios con los que había soñado cuando era apenas un chico humilde que aprendía a tocar en un viejo piano, lo único que le había dejado su padre antes de marcharse para no volver jamás.

Ahora tenía el mundo a sus pies.

Había sido un año glorioso, y Hermes lo celebró con una gran fiesta llena de celebridades y las modelos más bellas del país. Esa noche cantó para un público exclusivo que lloró emocionado. A medida que avanzaba la madrugada y el alcohol hacía estragos, Hermes encontró la oportunidad perfecta para escabullirse.

Condujo hasta la cabaña acompañado de alguien que no dejaba de hablar emocionado por conocerlo finalmente. Hermes bebía mientras manejaba y miraba satisfecho a su acompañante: sabía que estaba frente a su próximo éxito.

Al entrar notó algo distinto en el ambiente, aunque no supo precisar qué. El piso de madera crujía bajo sus pies, la luz de luna revelaba sombras inquietantes que parecían observarlo. Viejos fantasmas ansiosos que lo habían atormentado toda su vida susurraban en la penumbra cuál sería su siguiente paso.

Hermes, ahora envuelto en lujo y fama, recordaba con amargura la miseria de su pasado, las privaciones que había sufrido y la crueldad con que la vida lo había tratado. Había jurado que algún día se cobraría cada golpe recibido.

Encendió un pequeño fuego en la chimenea y comenzó a tocar el piano mientras vaciaba botellas de vino importado. En el suelo se acumulaban hojas con su letras garabateadas y partituras inconclusas. Hoja con su preciosa caligrafía, fragmentos con versos descartados. El viento hacía bailar sombras en las paredes, y la voz de Hermes, pasada, distante y fantasmal, revivía promesas convertidas en canciones.

Su acompañante lo miraba encandilado y preguntaba sobre su próxima canción, y Hermes solo sonreía.

«Ahora, en mi vieja cabaña, un hombre se desangra. Hicimos el amor y le dije que se iba a convertir en mi próximo éxito. No dudó en ponerse la pistola en la cabeza, pero le dije que no podía ser así.

Tengo que ser yo quien tire del gatillo.

Me dio un beso en los labios y cerró los ojos mientras le disparaba en medio de la frente, y sus sesos se desparramaban en mi piano.

Fuego. Necesito fuego, siempre me inspira. Fuego y sangre.

En estos momentos trabajo en el estribillo. Miro sus sesos en mi piano. Miro su cuerpo desnudo y muerto. Pienso... ¿qué rima con sesos?»







7 comentarios:

  1. Hola Fernando. Gracias por visitar mi blog y seguirme. Me encanta encontrarme con escritores dentro de la iniciativa Seamos Seguidores, casi todos los participantes son comentaristas, pero un escritor como tú aporta mucho más. Este relato engancha. Es corto, pero sigue la mejor tradición del género negro mezclado con un sentimiento poético cruel, pero intenso. En unos pocos párrafos trasmiten sensaciones ambivalentes, que nos llevan de empatizar con Hermes a odiarlo comprendiendo su creatividad a través del crimen. Me gusta tu estilo. Voy a seguir por aquí un rato leyendo mas. Un saludo.

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    1. Muchas gracias por pasar. Me pone feliz que te haya gustado este texto. Trato de subir pequeñas historias, que se puedan leer en un suspiro, sabiendo lo rapido que va el cyber mundo.

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  2. Hola me ha encantado el relato, se nota que tiene un gran talento. Saludos.

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  3. Hola Fernando!!
    Me ha gustado mucho tu relato, el género negro no lo leo tan a menudo como me gustaría, pero de vez en cuando cae algo 😊
    Espero seguir leyendo cosas tuyas, gracias por compartirlo!!
    Besos 😘😘

    Pd: Me encanta que sean tan fan de Zelda y que tengas tatuada la Trifuerza 😍😍

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    1. Gracias por leer! Uno va experimentando con las letras, con los relatos. Tratando de mejorar. Este quedó medio oscuro, ja.

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  4. Gracias por pasar! Ahora mismo paso por tu blog y te sigo.

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