Colectivo
—Ya está por pasar tu colectivo, ¿no? —dijo ella.
Ambos sabían que hasta ahí llegaban sus caminos. Que él se iba
para allá, a un par de cuadras a tomar el colectivo y que ella ahora tenía que
subir las escaleras colina arriba hasta su casa.
Ninguno se quería ir, por eso solo se miraron tratando de
detener el tiempo de alguna manera. Ya no había nada más que decir y aunque en
lo que duró la caminata hasta aquel lugar que los separaba, tampoco habían
dicho nada.
Y aquel silencio lo decía todo, aquel silencio era el
siguiente paso que se morían por dar, pero que sabían que era mejor no hacerlo.
Alrededor se veía gente que iba y venía, alguno que otro los
miraba con curiosidad. Se escuchaban autos que pasaban. Gente apurada por
llegar a su casa.
—Si, me tengo que ir —dijo él.
Se acercó para darle un beso en la mejilla, y ella quiso con
toda su alma inclinar un poco la cabeza hacia la izquierda para recibirlo, pero
no pudo.
Fue un beso en los labios, un beso en el que apenas ella
sintió sus labios. El cerro los ojos y ella se quedó mirándolo. Cuando él se alejó,
ella sonrió.
Él también lo hizo mientras la vio subir las escaleras e irse
para su casa.
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