Libertad - microrrelato


Le bastaron dos pasos para darse cuenta que el encierro había terminado.
El aire que entraba en sus pulmones era distinto.
Jamás fui un canario, las jaulas no son para mi. Pensó mientras prendía un cigarrillo.
Ya no tenía que marcar los días en las paredes. Al final no hizo falta fugarse, solo esperar. Otra vez estaba en su barrio, en su casa todo lo esperaba tal cual lo había dejado.
La lección ya estaba aprendida, no iba a tropezar con la misma piedra dos veces.

Todavía tenía en la retina la imagen de ella besando a otro. Sonrió. Ella no tenía excusas y él volvía a estar soltero.

















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