Se quedó mirándola un instante, tenía una pregunta
revoloteando en su cabeza. Cuando su amiga lo descubrió, lo miró sorprendida,
luego sonrió.
—Te puedo preguntar
algo —dijo con una seriedad inusitada en él.
—Ya sé que me vas a
preguntar —respondió la amiga con una sonrisa cómplice.
Él se sorprendió. Pero
continuó, con la misma seriedad.
—En un universo
paralelo, en donde algunas cosas son distintas, ¿vos crees que ella saldría
conmigo?
—Sabía que me ibas a
preguntar algo como eso. Te conozco. —respondió sonriendo—. Yo creo que sí.
Él miró hacia otro
lado. Estaba sonriendo, pero trato de que no se refleje en su rostro, una
sonrisa en el corazón que lo emocionó.
—Me alegro por mi
otro yo de un universo paralelo —dijo antes de irse—. Seguro que es el hombre
más feliz de por ahí.
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